MUJERES 2018 | Juana de Ibarbouroú

Mujeres de marzo es una iniciativa creada por Laura de Palabras Ajenas. Apenas la leí me encantó, y me comprometí a participar. La verdad es que estuve muy complicada con el arranque de la facultad y no pude escribir tantas entradas como me hubiera gustado, y por las dudas de que esta fuera la única decidí elegir a una mujer que representara muchas temáticas en una sola historia: uruguaya, poeta, víctima de violencia de género. Acá va la historia . .

Juana Fernandez Morales (Melo 1892 - Montevideo 1979) fue una poetisa uruguaya considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. 

A los 20 años se casó con Lucas Ibarbouroú del cual adoptó el apellido con el que firmaría su obra. Tres años después se trasladó a Montevideo. 

"Juana de América" como se la conoció a partir de una distinción creada para ella en 1929 combinó una belleza superlativa con un talento que, aunque desdeñado por compatriotas de la generación del 45, integrada por Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, aclamaron poetas como Miguel de Unamo, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca. 

Hasta 2008, solo se sabía que Juana alcanzó el éxito antes de cumplir los 30 años y que en los últimos años de vida permaneció encerrada, contemplando el mundo a través de una ventana. 

A raíz de una carta que llega a manos del escritor y periodista uruguayo Diego Fischer (1961) que Juana le escribió a un médico en 1952, el autor inicia una investigación y logra develar el calvario de esta mujer sobre la cual solo se habían escrito noticias biográficas que "alimentaban el mito e ignoraban al ser humano".

Víctima de violencia de su marido, quien se gastaba todo su dinero en lujos a los cuales Juana no encontraba sentido. Construyó una casa en Pocitos donde no existía rincón que no resultara ostentoso. Sumida en la tristeza Juana comenzó a inyectarse pequeñas dosis de morfina, de la cual se convirtió en adicta. 

Juana padeció serias penurias económicas buena parte de su vida -llegó a vender su Biblioteca personal de más de 4 mil volúmenes- y aunque cortó amarras con el mundo exterior en 1976 la alcanzó el galardón “Protector de los Pueblos Libres José Artigas” que le otorgó la dictadura uruguaya (1973-85), premio que luego recibieron los dictadores argentino Jorge Rafael Videla y el chileno Augusto Pinochet.

“La condecoración fue infamante” y Juana la aceptó “presionada por su hijo”, una “figura nefasta, con dimensiones de novela medieval”, afirmó Fischer sobre Julio César Ibarbouroú, quien, según sostiene el libro, llegó a agredir físicamente a su madre, como alguna vez había hecho su marido, Lucas de Ibarbouroú.

El “muchachón sin alegría”, como lo definió su madre, fue también responsable -sostiene Fischer- de que el anuncio de la muerte de Juana, posiblemente entre el 12 y 14 de julio de 1979, recién se anunciara oficialmente el 15 de julio porque éste había comprometido la “primicia” con un diario de la época.

“Lo que más impresiona es cómo en ese infierno, en ese calvario que vivió fue capaz de crear belleza”, afirmó Fischer, cuya biografía se lanzó a menos de un año del trigésimo aniversario de la muerte de Ibarbouroú, 70 de la proclamación de “Juana de América” y medio siglo del Premio Nacional de Literatura.

Uruguay es a veces  muy ingrato con sus hijos predilectos. “Es muy difícil conseguir la obra de Juana, porque no se ha vuelto a editar, está en el olvido. Afuera, en cambio, se sigue estudiando y los mejores archivos de Juana están en las universidades de Stanford y Harvard, en Estados Unidos”, dijo el mismo Fischer.

Por todo esto quería compartir con ustedes uno de los tantos poemas de Juana, que a mi me gustó mucho, y espero les guste

Voluntad

Yo bailaré sobre la alfombra roja del crespúsculo
Porque el corazón me sangra y la danza es un óleo.
Toda la tarde alisé un madero de esperanza
Para que fuera la proa
De un avión o una nave de triunfo.
Pero me lo llevaron las olas que mueren en el alba.

Tengo las manos vacías para la noche
Y el coro victorioso de las estrellas
Ha de encontrarme callada.
Pero yo bailaré sobre mi corazón herido
Y los astros sólo sorprenderán en mi rostro
Un gesto de bienaventuranza

Si quieren saber más sobre el libro de Diego Fischer: Al encuentro de las tres Marías.

¿Sabían de la historia de Juana? No es la única autora con una vida bastante sufrida, ¿qué otras historias de vida conocen?

Un beso, nos estamos leyendo.